Las pequeñas empresas son la columna vertebral de las economías, ya que representan la mayor parte de las empresas y del empleo en todo el mundo. Según la Organización Internacional del Trabajo (OIT), las pequeñas empresas representan alrededor del 90% de todas las empresas y el 70% de todos los empleos en muchos países del mundo. Sin embargo, estas empresas participan relativamente menos en el comercio internacional que las grandes empresas. Para colmar esta laguna, los acuerdos comerciales regionales (ACR) con lenguaje para las pequeñas empresas han surgido como una vía para permitir que éstas se integren más en los mercados regionales e internacionales. La primera referencia a las pequeñas empresas en un ACR notificado a la OMC se registró en el acuerdo entre la UE y los países y territorios de ultramar en 1971. Desde entonces, los ACR que incluyen al menos una disposición relacionada con las pequeñas empresas han aumentado hasta alcanzar más de la mitad de todos los ACR notificados a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en la actualidad.
Los ACR contienen disposiciones que afectan al comercio de empresas de cualquier tamaño. Más allá de las reducciones arancelarias y la normalización del comercio, los ACR van ahora más allá para incluir directamente a las pequeñas empresas con capítulos dedicados a las PYME o con disposiciones específicas relacionadas con las pequeñas empresas en capítulos como la inversión, el comercio electrónico, la propiedad intelectual, la competencia, la contratación pública y la facilitación del comercio, entre otros. Según la última información disponible en la base de datos de la OMC sobre el lenguaje relacionado con las MIPYMES en los Acuerdos Comerciales Regionales, los capítulos sobre cooperación y contratación pública son los que contienen más disposiciones relacionadas con las pequeñas empresas en los ACR. Un informe de la Secretaría de la OMC reveló que más de la mitad (53%) de los ACR con disposiciones relativas a las pequeñas empresas contienen una referencia a los mecanismos de cooperación para el desarrollo de las capacidades y la competitividad de las pequeñas empresas, que van desde la adopción de recursos humanos y tecnología hasta las asociaciones público-privadas y un mejor acceso a la financiación, la información y el apoyo institucional.
Los ACR con disposiciones relacionadas con las pequeñas empresas ofrecen oportunidades para que éstas participen más en el comercio regional e internacional al recibir un acceso preferencial al mercado y un mayor apoyo de las instituciones del sector público y privado. Mientras que la mayoría de las disposiciones relativas a las pequeñas empresas se han centrado en las vías de cooperación para el desarrollo de las capacidades comerciales de las pequeñas empresas, hay pocas pruebas de que éstas sean conscientes de cómo pueden beneficiarse de los ACR. Por ejemplo, el Instituto Internacional para el Desarrollo Sostenible (IISD ) ha descubierto que la falta de información ha sido un obstáculo que ha impedido a las pequeñas empresas del Sudeste Asiático beneficiarse plenamente de los más de 90 ACR dirigidos por la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y sus Estados miembros. Los elevados costes fijos de utilización de los beneficios arancelarios son otro factor que limita la capacidad de las pequeñas empresas para aprovechar las oportunidades de acceso al mercado a través de los ACR. Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo (B ID) destacó que las empresas más pequeñas son menos propensas a utilizar los beneficios de los tratados porque se enfrentan a mayores costes de utilización que las grandes empresas. Cuando las empresas más grandes son las que impulsan las exportaciones nacionales debido a su mayor uso de las condiciones preferenciales de los ACR, las pequeñas empresas también pueden enfrentarse a unos precios de los factores más altos para la industria. Para igualar las condiciones de las pequeñas empresas, los responsables políticos deben tener en cuenta las necesidades de las pequeñas empresas (véase la guía sobre el principio de “pensar primero a pequeña escala”) en las negociaciones de los ACR y diseñar herramientas de apoyo que permitan a las pequeñas empresas cumplir los requisitos financieros y de producción para aprovechar plenamente las ventajas de los ACR.